Todos hemos tenido momentos en los que nos hemos sentido estancados. Parece que el tiempo pasa y parece que las personas que nos rodean van prosperando en su trabajo, o en su familia, o a nivel financiero. ¿Y nosotros? Es como que todo sigue igual.
El secreto es muy sencillo: PONTE UN OBJETIVO. Pero no cualquier objetivo, como por ejemplo, voy a adelgazar o voy a ganar más dinero. Un buen objetivo es el que en su formulación queda claro el QUÉ, el CUÁNTO, el CUÁNDO y el CÓMO. Aplicado a los ejemplos anteriores sería muy fácil. Si quieres adelgazar, lo más realista sería concretar cuántos kilos quieres perder y en cuánto tiempo y ver qué estás dispuesto a hacer para conseguirlo. En este punto, con lápiz y papel en mano, hacer una lluvia de ideas de todas las estrategias que se te ocurren que puedes hacer para lograrlo. De todas ellas, elige las TRES más fáciles de realizar para ti y pon una fecha de inicio.
Pero no olvides trabajar tu MENTALIDAD. Va a haber momentos duros, donde querrás tirar la toalla. Por eso, TODOS LOS DÍAS visualiza los beneficios personales, emocionales, sociales que tendrás cuando lo alcances. Es muy importante la repetición y la intensidad que pongas en esta parte que es fundamental. A la mente hay que convencerla de que PUEDE y que LO MERECE.
¿Estás dispuesto?